La historia vive en ex hospital San Andrés de Lima

La historia vive en ex hospital San Andrés de Lima

La historia vive en ex hospital San Andrés de Lima

El hoy y antes del Hospital San Andres
Tenía una acogedora huerta y tres grandes patios

Por su rico pasado histórico como la posibilidad de haber servido de última morada de restos incas, ser el primer hospital de Latinoamérica y lugar donde se iniciaron las autopsias dirigidas por el propio sabio Hipólito Unanue, el ex Hospital Real de San Andrés debe ser convertido en Museo de la Salud.

Así lo demandan un numeroso grupo de historiadores, médicos, arqueólogos y científicos de diversas disciplinas que han iniciado una campaña para promover la conversión del antiguo local en museo.
La campaña se inició durante la conferencia “Pasado, presente y futuro del hospital San Andrés” que se desarrolló en días pasados en el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú, donde los expositores demandaron al Ministerio de Cultura que además, declare el lugar como zona intangible para impedir que se sigan perdiendo las huellas de su rico pasado.

Recuperando lo nuestro

El Perú merece que su patrimonio se defienda y se ponga en valor y este histórico hospital lo tiene por donde se le mire, por lo que debe convertirse en sede del Museo de la Historia de la Medicina y Paleopatología y en un Centro de Medicina Familiar. Esperamos que el gobierno apoye este salvataje”, declaró el médico Guido Lombardi Almonacín, uno de los promotores de la idea.

El hoy y antes del Hospital San Andres
Tenía una acogedora huerta y tres grandes patios

Añadió que la propuesta ha encontrado gran acogida entre la comunidad científica y son cientos las firmas que la respaldan. “También hemos encontrado buena disposición en los directivos de la Beneficencia (a la que pertenece el viejo local), que han manifestado su interés en preservar este lugar histórico.”
“Lamentablemente somos uno de los pocos países que no contamos con un Museo de la Salud que sí existió en una época y que fue cerrado y las piezas que se exponían están guardadas en cajones en el sótano del hospital Dos de Mayo y del Ministerio de Cultura, corriendo el riesgo de deteriorarse.”

Una parte de lo que fue el hospital del siglo XIV se convirtió después en sanatorio para enfermos mentales, luego en convento de dos órdenes religiosas y posteriormente en colegio.

Nuestra capilla antiguamente
Nuestro patio principal totalmente renovado

Actualmente una parte está ocupada por galerías comerciales alquiladas por los antiguos administradores de la Beneficencia Pública de Lima mientras los demás ambientes se encuentran semi-abandonados y deteriorados.

“En una de estas partes alquiladas se encontraba uno de los pabellones del ex hospital con bóvedas de restos humanos que desaparecieron, estamos en una emergencia y es urgente rescatar este monumento emblemático y poco conocido. Son casi cinco siglos de historia”, expresó el historiador Teodoro Hampe Martínez.

El local, ubicado en la antigua calle San Andrés, en la cuadra ocho del jirón Huallaga, entre la plaza Italia y el jirón Paruro, se construyó aproximadamente en 1545, en lo que eran cuatro solares de la época. Abarcó diez mil metros cuadrados de los que queda solo cinco mil. De prosperar la iniciativa de los intelectuales podría convertirse en Museo de la Salud, como existe en otras naciones del mundo que no tienen el historial en salud de Lima dijo el médico Uriel García Cáceres.

El científico señaló que la primera mesa para Disecciones Anatómicas estaba en el viejo hospital, algo histórico porque esa práctica se dio antes que en muchos países europeos. “Se la llevaron las últimas religiosas que vivieron en el local y les debe estar sirviendo en su actual convento para la preparación de postres”, dijo con un toque de humor.

Por su parte, Hampe precisó que la edificación original de mediados del siglo XVI resguarda en sus muros y cimientos testimonios invalorables para la cultura e identidad colectiva peruana, desde tiempos prehispánicos y coloniales hasta republicanos.

Relatos de los cronistas Inca Garcilaso de la Vega, José de Acosta y Antonio de Calancha, aseguran que los cadáveres embalsamados de los más importantes gobernantes del Tahuantinsuyo como Pachacutec, Túpac Yupanqui, Huayna Cápac, con sus mujeres y Mama Ocllo, fueron alojados en un patio o corral del hospital de San Andrés.

El hoy y antes del Hospital San Andres
Tenía una acogedora huerta y tres grandes patios

Las momias, que se exhibían en el Templo del Sol (Koricancha) en el Cusco, eran adoradas por los indios como si sus emperadores estuvieran vivos. Con el fin de terminar con esos cultos a través de la política de “extirpación de idolatrías”, los españoles trajeron los cuerpos en perfecto estado de conservación a Lima alrededor de 1560, por orden del virrey Andrés Hurtado Mendoza y Cabrera, Marqués de Cañete y por quien el hospital lleva ese nombre.

Vecinos notables de la época aseguran haber visto las momias en perfecto estado depositadas en un rincón del lugar a la intemperie, lo que según especialistas habría causado su completo deterioro.

Uriel García recordó que después de la rebelión de Túpac Amaru, debelada brutalmente, el gobierno español hizo lo posible por borrar y olvidar el pasado inca, por lo que intentó desaparecer a las mejores momias incas. “Hasta se prohibió el uso de la ropa que se usaba en la época de los incas, lo que ahora se muestra como vestimenta típica es una caricatura de la vestimenta española”, apuntó.

En excavaciones efectuadas en diversas zonas del local tanto por José Toribio Polo y años después por José de la Riva Agüero y que fueron retomados en los últimos años por Hampe y el arqueólogo Antonio Coello, con auspicios de la Universidad de Chicago, no hallaron las famosas momias aunque sí, lugares subterráneos con evidencias de entierros.

A principios del siglo pasado, De la Riva Agüero y Osma pidió al padre de la arqueología peruana Julio C. Tello que intervenga en las excavaciones y fue en esa época que se descubrieron bóvedas subterráneas, tiempo después Riva Agüero se refirió a la posibilidad que las momias incas estén perdidas.

Años después, cuando el después presidente, Fernando Belaunde Terry se desempeñaba como decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería, se realizaron más estudios que concluyeron en que habían cinco lugares estratégicos. Posteriormente, la National Geographic envió radares para rastrear el lugar pero estos se malograron y no se pudo concluir la tarea pero, se concluyó que había anomalías en el suelo y trabajos en cinco o seis metros de profundidad.

“Faltaría excavar una parte del ex hospital para lo que se requeriría instrumental moderno como el radar penetrante de suelo, lo que no se ha realizado por falta de financiamiento”, precisó Coello.